EL MÉTODO CIENTÍFICO COMO ARTE CULINARIO
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En ciencia buscamos describir el mundo que nos rodea mediante una serie de recetas, cuantas menos mejor, de forma que podamos reproducir cualquier sabor y textura en nuestra cocina.
Las recetas que funcionan y sabemos cómo funcionan se llaman teorías. Con una buena receta podemos reproducir el mismo plato una y otra vez, en las cantidades que queramos. Los platos son los experimentos que diseñamos en nuestros laboratorios. Las múltiples técnicas para tratar los ingredientes en nuestra cocina es a lo que llamamos método científico, y nuestros ingredientes son la observación y la reflexión sobre los fenómenos de la naturaleza.
Hay que hacer un plato muchas veces para estar seguros de que la receta funciona, y cuando todos los chefs están seguros de que la receta es ya perfecta, pasará al gran libro de recetas de la ciencia en forma de teoría. Vamos a proseguir un poco más con el símil. Cuando un plato sale mal siempre intentaremos averiguar qué es lo que no ha funcionado, para saber si hemos de echar un poquito de pimienta, algo de sal o simplemente hemos de calentar más tiempo en el horno. A veces no tiene arreglo y todo el trabajo acaba en la basura, pero incluso cuando algo acaba en la basura no paran las indagaciones.
En el mundo de la ciencia no nos comemos lo primero que a cualquiera se le ocurra cocinar. No es necesario que la persona tenga el título de cocinero, pero cada vez que alguien dice tener una receta exquisita toda la comunidad científica se relame de gusto y pregunta todos los detalles, cómo se hace, qué ingredientes usa, con qué herramientas ha de trabajar, y entonces cientos y cientos de los mejores chefs de todo el mundo se ponen en sus hornillos a la vez, calentando con primor el agua, pelando las patatitas con cuidado, tomando los mejores aceites, sus mejores sartenes y cacerolas... con toda la ilusión del mundo preparan el platillo. Con tanto detalle se describen las recetas que no importa el país en el que esté el cocinero, seguro que podrá seguir la receta y el resultado tiene que ser el igual de delicioso, si no la receta no va por buen camino. Una ventaja que hay en ciencia es que todos pueden degustar los platos de todos.
El lenguaje de la ciencia se articula matemáticamente. Si uno dice "mantequilla", todos sabemos lo que es la mantequilla, y si dice que ha de ser "mantequilla con sal" revisaremos si la sal es tan importante como dice, haremos el plato con sal, sin sal, con sal yodada, con sal marina, con grano gordo, con grano fino, y con diversas marcas de mantequilla, incluso probaremos si funciona tan bien o no con margarina o manteca... Puede parecer muy complicado, pero es lo único que hay. Lo mejor en ciencia es que de vez en cuando surge un maestro pastelero que con los ingredientes que todos ya conocemos hace un pastel delicioso.
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